top of page
Héctor Díaz | Gallery

Javier Arizabalo: La Maestría del Realismo Contemporáneo

Es un honor para mí, como galerista de Javier Arizabalo, poder presentar y trabajar con un artista cuyo nivel de maestría en el realismo es admirado a nivel internacional. Desde el primer momento en que vi una de sus obras, quedé impresionado por su increíble capacidad para capturar la esencia de la figura humana, y cómo a través de la luz y la sombra es capaz de generar una conexión emocional profunda con el espectador.


Representar a un artista de su calibre no solo es un privilegio, sino también una oportunidad para acercar al público a una propuesta artística que desafía las percepciones y eleva el arte realista a un nuevo nivel de excelencia. Javier es un creador con una visión clara y un dominio técnico excepcionales, pero también una persona con una sensibilidad y dedicación admirables.


En esta entrevista, espero que puedan conocer más sobre su proceso creativo, su filosofía como artista, y las historias detrás de sus impresionantes obras. Su capacidad de transmitir belleza a través de su arte lo ha convertido en una referencia indispensable en el panorama del realismo contemporáneo.


 


Eres reconocido como uno de los mejores pintores realistas del mundo. ¿Cómo comenzó tu trayectoria en el realismo y qué te atrajo inicialmente a este estilo?

Mi trayectoria en el realismo comenzó con un aprendizaje centrado en el dibujo, a menudo trabajando con modelos en vivo, lo que me permitió desarrollar una base sólida para la representación realista.

Cada nueva obra representaba un desafío: por un lado, comprender cómo se construye esa idea de realidad; por otro, experimentar la emoción que provoca la pintura.


¿Hubo un momento en el que te diste cuenta de que el realismo sería tu principal forma de expresión artística?

Fue un proceso que comenzó en mi época de formación y se fue consolidando hasta convertirse en un hábito cotidiano, una forma de construir la realidad. Aunque en ocasiones intenté crear pintura no representativa, me resultaba difícil trabajar sin una referencia sólida. Me siento profundamente conectado con la sensibilidad de lo real, y esa emoción me permite observar indefinidamente, haciéndome sentir pleno y consciente.



 ¿Qué artistas o movimientos han influido en tu trabajo a lo largo de los años?

Durante mi formación inicial, cuando aún no existía internet, mis referencias provenían de contactos directos. Primero, de la pintura de paisaje comercial que se realizaba en mi entorno. Después, de mis profesores, tanto en la enseñanza secundaria como en la universidad, donde predominaba el realismo, influenciado por artistas como Antonio López. Más tarde, me sentí atraído por pintores como Claudio Bravo, y también por el postimpresionismo de Sorolla o Singer Sargent. Observar obras en directo, como las de Edward Hopper, Gabriel Morcillo o Velázquez, me marcó profundamente.

Con la llegada de internet, las influencias se multiplicaron, desde muestras de fotorealismo hasta estilos donde se destaca la materialidad y expresividad de la pincelada. También encontré inspiración en el barroco, especialmente en su manejo de la luz, aunque no me adscribo por completo a ese estilo.


¿Cómo ha evolucionado tu estilo desde tus primeros trabajos hasta hoy?

Mi perspectiva como fotógrafo me lleva a observar el color y la luz, mientras que como pintor me enfoco en representar la tridimensionalidad y la volumetría. Si bien el fotorealismo atrae popularmente, he aprendido a modular mi pincelada, haciéndola más expresiva y suelta cuando lo considero necesario. Mis primeros trabajos estaban más ligados a la pintura clásica y barroca, pero con el tiempo mi técnica ha evolucionado hacia una mayor minuciosidad y detalle, acercándose al realismo fotográfico.


Tus obras destacan por su precisión y detalle. ¿Cómo describes tu proceso desde el primer boceto hasta la obra final?

Mi proceso comienza con una idea, generalmente centrada en representar un cuerpo o un rostro y convertirlo en algo emocionante, con todo lo ambiguo que esto pueda implicar. Es una especie de adoración a la carne y la corporeidad, y a los elementos accesorios que sitúan la escena en un tiempo y espacio atemporal.

El boceto es la fotografía, donde tomo decisiones rápidas guiado por mi intuición. Después de establecer los encuadres y ajustes compositivos, la ejecución sigue un proceso mecánico, aunque con resultados que varían. Empiezo con un manchado de colores básicos, y en las capas siguientes la pintura se vuelve más opaca, alcanzando el tono y color deseados. En ese momento, decido si enfatizar la pincelada expresiva o el detalle minucioso.


¿Utilizas fotografías, modelos en vivo u otras referencias para crear tus obras?

Utilizo principalmente la fotografía, ya que trabajar con un modelo en vivo impone limitaciones de tiempo. Aunque la percepción del color y el tono es ideal con un modelo en vivo, las condiciones para hacerlo son complejas. Antiguamente, los artistas pasaban años estudiando el cuerpo humano y los entornos, pero con el tiempo esas obras tienden a parecer artificiosas o manieristas. Al final, todas las producciones humanas son una interpretación, una forma de crear ficción.


¿Qué técnicas específicas utilizas para lograr ese realismo tan detallado en tus obras?

Utilizo técnicas derivadas de diferentes periodos artísticos, desde el Renacimiento hasta la actualidad. Me concentro en aproximar el color exacto, aplicar la pintura sin exceso de empaste, dirigir la pincelada correctamente y contrastar tonos para crear la sensación de volumen. También empleo el desenfoque de la profundidad de campo en fotografía, que, al estar culturalmente aceptado como veraz, me permite crear una superposición de objetos y planos, añadiendo profundidad a la escena.


¿Cuál es la parte más desafiante de tu proceso creativo?

Aunque suelo tener claridad al visualizar la imagen y componerla, lo que más me desafía es crear una narrativa alrededor de la obra que no caiga en el surrealismo o la obviedad. Busco transmitir algo significativo sin recurrir a símbolos extraños o interpretaciones forzadas; quiero que la obra se sostenga por sí misma.


¿Cómo decides cuando una obra está completa?

A diferencia de otros artistas que trabajan toda la obra de manera uniforme, yo resuelvo cada área en sesiones específicas. Una obra está completa cuando todas las áreas tienen un tratamiento coherente y los puntos de atención están debidamente resueltos.


El realismo a menudo requiere una conexión profunda con el tema. ¿Qué buscas transmitir a través de tus pinturas?

Busco transmitir emociones y reflexiones. Mientras lo abstracto puede llevar a reflexiones sobre conceptos espaciales o metafísicos, el realismo, creo, está más enfocado en las emociones a través de conceptos, historias, mitos y símbolos que se desarrollan en la cultura en la que vivimos.

Mis figuras suelen desenvolverse en entornos cálidos, propicios para ser disfrutados, con cualidades táctiles que evocan la belleza espiritual a través de la belleza formal. Esta belleza no se limita a proporciones ideales, sino que incluye la madurez y la expresividad.


¿Cómo seleccionas los temas y los modelos para tus obras?

Me interesa mucho el entorno, natural o artificial, donde sitúo a la figura. También me enfoco en el propio sujeto, analizando cómo presentarlo de la manera más impactante. Finalmente, presto atención a cómo lo visto o cómo lo apoyo en la composición.

En cuanto al modelo, selecciono aspectos como su belleza, juventud, fortaleza (en el caso de los muchachos), rasgos marcados (en personas de edad) y la forma en que adoptan la pose.


En una era donde la abstracción predomina en muchos espacios, ¿cómo ves el lugar del realismo en el arte contemporáneo?

El realismo también puede ser abstracto; si te acercas lo suficiente a una pintura realista, encontrarás abstracción. Al mismo tiempo, las pinturas abstractas también crean sensaciones espaciales y tridimensionales, aunque se centren en cuestiones conceptuales o cromáticas. Para mí, la distinción entre realismo y abstracción es circunstancial y de preferencias, ya que no hay una objetividad detrás de estas categorías.


¿Qué emociones o reflexiones esperas evocar en quienes observan tus obras?

Por un lado, quiero provocar admiración por lo real, y por otro, una reflexión. Detenerse frente a la representación de una persona mayor, enferma o en plena juventud invita a reflexionar sobre ello, además de apreciar los aspectos estéticos. Sin embargo, las emociones que desencadenen dependen del espectador, de sus vivencias y conocimientos. Creo que facilito el desarrollo de la sensibilidad hacia lo real, ayudando a discernirlo mejor.


¿Podrías hablarnos sobre tu última colección? ¿Qué la inspiró?

En las pinturas que estoy realizando, quiero insertar al sujeto en un paisaje.

Durante años trabajé en diseño gráfico, frente a un ordenador, lo cual me impedía disfrutar de la naturaleza o siquiera notar el paso del tiempo. Cuando dejé ese trabajo, comencé a capturar momentos con una cámara fotográfica. Esa tarea aún está incompleta.

Vivo en una zona privilegiada, donde el verdor sorprende a los visitantes. Recientemente visité un espacio en la naturaleza que me dejó maravillado, y decidí hacer una serie de obras que capturen esa sensación de libertad y de conexión con la vida.


¿Qué exposiciones o proyectos tienes próximamente que te entusiasman?

Con más experiencia que al principio, quiero realizar algunas pinturas en las que pueda dar lo mejor de mí. Me gustaría trabajar en la representación del cuerpo masculino, tanto en su esplendor como en su declive. Quiero crear una pintura de un hombre en sus últimos momentos de vida, en un espacio imaginado y simbólico. La pérdida de familiares me ha dejado una impresión duradera sobre la importancia y la emoción de esos momentos.

También pienso en la naturaleza, que sigue fascinándome. Estoy planeando espacios naturales o celestes inmersivos, como los que una vez me impactaron al ver vistas de Madrid pintadas por Antonio López.

Además, tengo el proyecto de compartir mis conocimientos sobre técnicas y procesos pictóricos, ya que muchas personas me contactan en redes sociales. Me gustaría ayudar a quienes, por cuestiones económicas, culturales o religiosas, no tienen acceso a una formación pictórica tradicional, pero que sí tienen acceso a internet.


¿Cómo ves la evolución de tu trabajo en los próximos años?

Lo veo como una destilación de ideas y pinturas que no buscan satisfacer demandas comerciales, sino trabajar en aspectos que me generan emociones. Aunque la realidad es admirable, siempre hago una selección consciente para poner énfasis en algo en particular.

Mis pinturas no son una denuncia directa de cuestiones como las condiciones laborales, las ideologías religiosas o las guerras, sino que presentan una actitud más contemplativa hacia la sociedad, la libertad y la desnudez. Aunque mi trabajo no es abiertamente político, algunas de mis obras han sido censuradas en redes sociales, lo cual refleja una tendencia hacia la cancelación ideológica.

Mi objetivo es continuar explorando lo bello, lo social y lo emocional, siempre desde una postura inconformista, con la idea de que el mundo puede mejorar, y que mi trabajo puede invitar a la reflexión sobre ello.


¿Qué papel juegan la luz y la sombra en tu trabajo, y cómo las utilizas para dar profundidad emocional a tus obras?

La luz y la sombra son dos fuerzas opuestas que revelan la realidad. Me encanta el dramatismo que crean, como en las pinturas de Caravaggio. Este dramatismo no fue algo que tuviera en mente desde el principio, sino algo que surgió de mis trabajos fotográficos y de cómo hacer que el volumen emerja del plano pictórico.

Una luz rasante revela las imperfecciones de la piel, y sin diferencias tonales entre el fondo y la figura, no hay profundidad en una pintura. La diferencia tonal es lo que crea la sensación volumétrica, mucho más que el color, que es visualmente llamativo pero más complicado de dominar.


¿Cómo continúas desafiándote a ti mismo para mejorar como pintor realista?

Siempre estoy buscando mejorar mis obras y hacerlas lo más atractivas posible. La competencia en el mercado también me impulsa en esta dirección. Además, no puedo seguir haciendo lo mismo una y otra vez; siempre necesito nuevas motivaciones para seguir invirtiendo tantas horas de trabajo.

En términos de técnica, siempre uso los mejores materiales y, de vez en cuando, realizo mejoras en mi proceso.


¿Hay alguna técnica o método que aún no hayas explorado y que te interese aprender o implementar en tu obra?

Actualmente estoy experimentando con la generación de imágenes mediante inteligencia artificial. Aunque esta tecnología aún está en sus primeras etapas y no es posible controlar todos los parámetros, creo que en los próximos años será un buen punto de partida para probar composiciones complejas. El arte, como muchos otros oficios, se transformará radicalmente con la evolución de estas herramientas.


Como uno de los principales referentes del realismo actual, ¿qué legado esperas dejar en el mundo del arte?

Por ahora, solo pienso en continuar con la tradición de la pintura realista y figurativa, técnicas que no deben desaparecer. Son importantes para la apreciación y percepción del mundo, así como para el trabajo mental y la actitud de esfuerzo personal. Quizás no cambie el mundo, pero creo que es una manera creativa de estar en él.


Para los lectores de Revista Ser Empresario, tener la oportunidad de conocer el trabajo de Javier Arizabalo es más que un vistazo a la obra de uno de los mejores pintores realistas del mundo; es una invitación a reflexionar sobre la dedicación, el esfuerzo y la excelencia que un artista puede alcanzar. En su trayectoria, Javier ha demostrado que el éxito en el arte, como en cualquier ámbito empresarial, requiere no solo de talento, sino de una visión clara, trabajo constante y la capacidad de adaptarse y evolucionar.


Al igual que en el mundo empresarial, el arte demanda una conexión genuina con la audiencia, una atención impecable al detalle y una pasión inquebrantable por lo que se hace. Estos valores compartidos nos recuerdan que el arte y los negocios, aunque distintos en sus formas, tienen el poder de transformar vidas, inspirar a otros y dejar un legado duradero.


Espero que esta entrevista los inspire a seguir buscando la excelencia en sus propios campos, tal como lo hace Javier Arizabalo con cada pincelada en sus obras.


Javier Arizabalo

N. Abril 6, 1965 - San Juan de Luz, Francia

Sitio Web de Javier Arizabalo: https://javierarizabalo.net/

9 visualizaciones0 comentarios

Kommentarer


bottom of page